Todos podemos desarrollar problemas de salud en cualquier momento, pero las preocupaciones serias son más probables después de los 60 años aproximadamente. Tu genética y la pura suerte seguramente influirán en tu salud, pero tu destino no está completamente fuera de tus manos. Tu estilo de vida también juega un papel, lo que significa que en algún grado tienes control sobre tu futuro (la parte relativa a tu salud).
En particular, los médicos coinciden en que la dieta es uno de los factores determinantes más importantes para la salud. Sigue estos consejos para aumentar tus probabilidades de una jubilación larga y feliz.
Equilibra tu dieta. Una dieta saludable es más acerca del equilibrio, que sobre la carga de un plato o la eliminación de otro. Visita Mi Plato para ver cómo es una comida equilibrada y qué alimentos debes incluir en cada comida para una salud óptima.
Elije los alimentos que están cerca de la naturaleza. Recuerda, cuanto más se procesa, envasa y envía un alimento en todo el país (o mundo), más lejos ha viajado de su estado natural. Eso generalmente significa la adición de conservantes, colorantes, y otros ingredientes artificiales. Es mejor quedarse con los alimentos enteros tanto como sea posible, como frutas, verduras, huevos, mariscos, carnes magras, y así sucesivamente.
Concéntrate en nutrientes importantes. Equilibrar tu dieta te indicará la dirección correcta. Pero ya que tu cuerpo necesita apoyo nutricional adicional a medida que envejece, recuerda observar tu ingesta de vitamina D, calcio y fibra en particular. Es posible que necesites tomar suplementos adicionales para asegurarte de que estás recibiendo suficiente de estos nutrientes. Dependiendo de las recomendaciones de tu médico, es posible que desees elegir alimentos con bajo contenido de sodio.
Aprende a leer las etiquetas de nutrición. Si no estás familiarizado con las actuales etiquetas de comida requeridas por la FDA, pídele a tu médico que te envíe a un nutricionista. Él o ella puede explicarte cómo leer estas etiquetas y determinar los valores nutricionales de los alimentos. En particular, ten cuidado con los tamaños de las porciones, que pueden ser engañosas y el contenido general de azúcar y sal.
Bebe mucha agua. Has escuchado toda tu vida que beber ocho vasos de agua de ocho onzas por día te mantendrá hidratado adecuadamente. Nada ha cambiado en ese sentido. ¡Sigue bebiendo esa agua!
Como siempre, sigue las recomendaciones de tu médico en lo que a tu dieta se refiere. Él o ella puede darte consejos más específicamente adaptados a tus necesidades. No tengas miedo de pedir explicaciones detalladas, o una remisión a un nutricionista si necesitas la ayuda de expertos con tu dieta.